La metástasis del metaverso
- Marta Lismán
- 26 feb 2022
- 4 Min. de lectura

Según Facebook el metaverso es «un conjunto de espacios virtuales que te permitirán relacionarte, aprender, colaborar y jugar de maneras que van más allá de lo que podemos imaginar». Como todas las cosas que aún no existen y que se describen con palabras huecas, el metaverso es tan fantabuloso como lo que la imaginación de cada uno pueda concebir y, gracias a ello, este nuevo invento digital promete ser un paraíso de color y fantasía digno del mismísimo Dios en su mejor día creativo y después de un brainstorming con toda la jerarquía celestial. Meta le enmienda la plana al Todopoderoso y promete lo que Él no hizo en el séptimo día de la Creación: el metaverso. ¡Ahí es nada!
Meta le enmienda la plana al Todopoderoso y promete lo que Él no hizo en el séptimo día de la Creación: el metaverso. ¡Ahí es nada!
La cosa parece extraordinaria, una idea sobrenatural y psicotrópica irrecusable que nos sacará a todos del mundo real y rústico que habitamos para pasar a una mejor vida digital donde todo está saturado de colorinchis y tú eres mejor y más chupi porque eres más tridimensional, si cabe, que las posaderas de Kim Kardashian. En el metaverso todo será posible, todo será ideal y tu avatar te mirará por encima del hombro desde su ilusorio pedestal de mármol Calacatta hecho de ceros y unos y por el que has pagado la friolera de 20,42 Etheres. 50.000 euros de un vulgar mortal.
Aunque parezca increíble, nadie puede resistirse a tal portento y todos caen rendidos ante la utópica evidencia de un mundo superior. Nadie se atreve a decir que no, que no es necesario un metaverso, que es una patraña, otro devorador de tiempo y de emociones, otra tontuna, una quimera envuelta en papel celofán para distraernos de lo importante. No, nadie osa discrepar porque todos quieren un trozo del infinito pastel. Y así, mientras una prestigiosa marca de moda saca a la venta un bolso digital de edición limitada que jamás podrás colgarte del brazo analógico, las marcas de deporte te postran en una silla frente a una pantalla indiscutiblemente 2D con la promesa de que ahí dentro no te sobran 7 kilos porque tu alter ego es la Madre de Dragones, la que no arde y Reina de los Siete Reinos. Todo es tan incoherente y contradictorio que parece el desvarío de un lunático. Mientras, en el mundo auténtico, los lunáticos de carne y hueso entran en guerra y condenan a muerte a hombres inocentes, al tiempo que alguien, en un recóndito lugar de Matrix, se compra un NFT de un Cryptopunk o un mono aburrido (Bored Ape). Es lo que tiene ausentarse de la vida, que uno pierde la noción de la realidad, de la justicia o de la objetividad porque los valores y los principios no tienen cabida en el nuevo planeta de luz y poliespán.
Es lo que tiene ausentarse de la vida, que uno pierde la noción de la realidad, de la justicia o de la objetividad porque los valores y los principios no tienen cabida en el nuevo planeta de luz y poliespán.
Y es que Zuckerberg es un tipo listo, lo suficiente como para intuir la estupidez ajena. Vender el humo del mundo que arde y que haya quien lo compre es como para vanagloriarse, aunque no tenga mucho mérito ser tuerto en un universo de ciegos. Y éstos, deslumbrados por los neones del nuevo mundo virtual, compran la nada mediante la tecnología blockchain (cadena de bloques) y se ciñen sus propias cadenas canjeando principios e ideales por chuches digitales. No importa que el mundo arda, siempre nos quedará el metaverso como alternativa a un lugar del que ya no esperamos nada.
Vender el humo del mundo que arde y que haya quien lo compre es como para vanagloriarse, aunque no tenga mucho mérito ser tuerto en un universo de ciegos.
Y lo peor de todo es que el pufo no se oculta y ya desde el mismo nombre se evidencia la estafa. Me explico. La palabra universo proviene del latín y está formada por unus (‘uno’) y versus (participio pasado de vertere ‘girar’, ‘convertir’), luego su significado es convertido en uno, uno y lo que gira alrededor. Preciosa forma de describir el conjunto de todas las cosas. Pero, ¿qué significa metaverso? Pues, siendo meta- un prefijo que significa ‘junto a’, ‘después de’, ‘entre’, ‘con’ o ‘acerca de’, metaverso significa literal y etimológicamente ‘acerca de lo que gira’, ‘entre lo giratorio’, ‘junto a lo rotatorio’ o –añadiendo un poco de poesía al despropósito– ‘más allá de la revolera’. Resumiendo, una típica diversión de crío consistente en dar vueltas sobre sí mismo hasta caer al suelo víctima de un mareo y puede que sinónimo de ‘bota, bota la pelota loca’. Viendo las ridículas cabriolas de alguien con unas gafas de realidad virtual podemos hacernos una idea del trascendente concepto que se esconde detrás de tan campanudo nombre.
Y eso es exactamente el metaverso y su promesa: un espacio equidistante y simultáneo, tridimensional y voluptuoso, un Edén, la cuadratura del círculo, «un futuro creado por todos nosotros», virtual, aumentado, inteligente e «inmersivo», vamos, lo más de lo plus donde perder nuestro preciado y finito tiempo que es tan irrecuperable como, al parecer, el sentido común de este mundo que, por desgracia pero merecidamente, quieren obligarnos a vivir.
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