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La enfermedad crónica de la crónica

  • Marta Lismán
  • 28 oct 2021
  • 5 Min. de lectura



Hoy me he tragado, sin anestesia, el telediario de La 1 y, como ya suponía, ha resultado tan doloroso como cabría esperar.


El programa ha concentrado su atención en la noticia de la erupción volcánica en La Palma pero de forma imprecisa, con datos aproximados y reseñas vagas que no aportaban nada que no pudiéramos intuir sin estar allí o estando en el mismísimo cráter. Dos reporteras cubrían el suceso desde dos puntos distintos de la isla para darnos exactamente los mismos apuntes sobre lo que estaba ocurriendo aquí y un poco más allá. Patético. Divagaciones, obviedades y esas comparaciones con las que pretenden aclararnos una cifra exorbitada para que podamos entenderla mejor y visualizarla en nuestras pobres mentes que no dan “pa” más. Verbigracia: “Involcan calcula que hay 17 millones de m3 de magma que podrían salir a la superficie, lo que equivaldría a llenar con lava las 118 hectáreas que ocupa el Parque del Retiro de Madrid hasta alcanzar una altura de 14 metros”. El ejemplo ¡para explicar una hipótesis! es tan retorcido que no sólo no me ayuda sino que por tratar de imaginarlo ahora no consigo quitarme de la cabeza El Retiro lleno de lava y un geiser en medio del estanque. Es lo que tiene no pensar en un elefante rosa. En la redacción se han quedado tan exhaustos tras el rocambolesco paradigma que se les han evaporado las meninges a modo de fumarola y no han podido iluminarnos sobre cuándo llegará la lava incandescente al Atlántico. “Es difícil hacer cálculos de cuándo llegará al mar”, ha comentado la presentadora, “El último ritmo que nos han señalado es 200 metros por hora y le quedan unos 2 kilómetros para llegar al mar”. Pues no sé, llámame loca y mujer de Letras, pero 2 Km. a un ritmo de 200 m/h son 10 horas. Que a lo mejor es un poco más o un poco menos porque la colada avanza a una velocidad inconstante pero como dato aproximado puede valer, vamos, digo yo.


"El último ritmo que nos han señalado es 200 metros por hora y le quedan unos 2 Kms. para llegar al mar”. Si 200 mts/hr. es un ritmo, me pregunto qué coj**** es la velocidad.

Como decía al inicio, la calidad informativa es pésima, pero no mucho más que su neutralidad a la hora de dar noticias de carácter político o susceptibles de serlo. Para muestra, otro botón, un ejemplo de la edición de hoy que ilustra en tecnicolor el hecho indiscutible de su nula objetividad: “Más de cien líderes mundiales se reúnen ahí, en la ONU, después de que la última asamblea fuera telemática por la pandemia y el primero que va a intervenir será precisamente el Presidente de Brasil, el negacionista Jair Bolsonaro”. Vamos a ver… Según la RAE, un negacionista es aquella persona partidaria del negacionismo y el negacionismo es la “actitud que consiste en la negación de determinadas realidades y hechos históricos o naturales relevantes, especialmente el holocausto”. Lógicamente aquí no se refieren al exterminio de judíos por la Alemania nazi, luego ¿a qué se refiere La 1 con ese calificativo hacia el gobernante brasileño? Pues a que Bolsonaro se ha negado a ponerse la vacuna. Y no es que la imparcialidad brille por su ausencia, es que ya ni se molestan en hilar fino y el disimulo les da aun más pereza que la gramática. O sea, que según esta cadena y sus servicios informativos hay que vacunarse sí o sí o eres negacionista. No puedes oponerte a la vacuna contra el Covid-19 por los motivos que sean, no, si no te vacunas no es porque seas indeciso o dubitativo o crítico, no es porque te lo estés pensando, tengas dudas o reticencias más o menos razonables o quieras tener más información o cualquier otra causa de la índole que sea… ¡No! Eres negacionista, no crees en el Holocausto y Hitler era un holograma. ¡Pero qué cuajo tienen!


Según la RAE, un negacionista es aquella persona partidaria del negacionismo y el negacionismo es la “actitud que consiste en la negación de determinadas realidades y hechos históricos o naturales relevantes, especialmente el holocausto”.

Seguimos con otra noticia, esta vez sí, muy ecuánime, tanto que el plumero se les podía ver a 5 kilómetros -que es como 1.087 anacondas hembra estiradas puestas en fila-. “La ex doctora Noelia de Mingo sigue ingresada en una unidad especial de psiquiatría después de agredir ayer con un cuchillo a dos mujeres en la localidad madrileña de El Molar. Una de las víctimas está muy grave. Ahora, Talia Martínez, hay que esperar a ver qué decide la juez”. Y Talia, micrófono en mano, desde el Hospital Infanta Sofía nos cuenta que la agresora padece esquizofrenia paranoide crónica y cuáles son las opciones para que la juez le tome declaración. Impresionante la asepsia del relato y la justificación de los hechos perpetrados. Aquí no hay “presunto”, ni “violencia de género”, ni “delito de odio”. En este caso no hay juicio público ni sentencia popular. No hay pancartas, no hay gritos de “hermana yo si te creo”, ni hashtags, ni post teñidos de negro o de rosa… Tampoco proceden los minutos de silencio frente al Ayuntamiento de turno y, por supuesto, no salen las ministras a expresar su repulsa por los hechos acaecidos porque, sencillamente, este delito no les mola, como no pueden ponerle apellidos no les vale para nada. ¡Una mujer agrediendo a otras mujeres! ¿Dónde se ha visto tamaña desfachatez, semejante ataque a la sororidad? Así que se ventilan la noticia en un pis pas y con una cortinilla con el logo del Telediario y un efecto sonoro tipo “tachán tachán” dan paso, de nuevo, al volcán, con imágenes en directo ofrecidas por un dron. Mucho mejor, ¡dónde va parar! Donde haya una buena cortina de humo que se quite lo demás.


Con una cortinilla con el logo del Telediario y un efecto sonoro tipo ‘tachán tachán’ dan paso, de nuevo, al volcán, con imágenes en directo ofrecidas por un dron. Mucho mejor, ¡dónde va a parar! Donde haya una buena cortina de humo que se quite lo demás.

Y quizás sea cosa mía pero el Telediario de La 1 me resulta ya esperpéntico. Con un nivel de manipulación tendente a infinito y un nivel gramatical tendente a cero, cuentan la realidad con un retorcimiento que parece que hubiera ido y vuelto tres veces a través de un agujero de gusano. Así que, sí, el problema es claramente mío, porque mi nivel de intolerancia con la mediocridad es eterno y mi intransigencia con la chapuza linda perimetralmente con un Universo insondable y en espiral, a mano derecha, con un cosmos incognoscible.

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